"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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HISTORIA DEL TENEDOR Un tenedor es un utensilio de mesa que consta de un mango y una cabeza con dientes largos a modo de clavos (normalmente tres o cuatro puntas) y es utilizado para pinchar o sostener un trozo de comida. Fue empleado, primeramente, en Occidente, mientras que en Oriente fueron más usados los palillos. Hoy en día, sin embargo, los tenedores se utilizan también en Asia. En particular se utiliza para llevar comida a la boca o para fijar algo mientras se cocina o se corta. El transporte a menudo se realiza simplemente colocando la comida sobre los dientes horizontales. Existen diferentes tipos de tenedor según el uso al que vaya dirigido, por ejemplo, si es para carne, pescado o postre. Aunque ya había utensilios parecidos en la Grecia clásica y el Imperio romano para trinchar, el tenedor apareció como tal hacia 1077. Llegó a Europa procedente de Constantinopla a principios del siglo XI de la mano de Teodora, hija del emperador de Bizancio Constantino X Ducas. Lo llevó a Venecia al contraer matrimonio con Domenico Selvo, dux de aquella república. Pero Teodora para sus contemporáneos era tachada, por esta y otras refinadas maneras orientales, como escandalosa y reprobable y hasta San Pedro Damián amonestó desde el púlpito estas extravagancias, llegando a llamarlo «instrumentum diaboli». Mas fue en Francia donde se hizo realmente popular, en el siglo XVI, gracias a Catalina de Médici que lo introdujo en la corte francesa al casarse con el rey Enrique II. Como curiosidad cabe añadir que además de usar el tenedor para comer, Catalina lo usó para rascarse la espalda. La fama de cursi que tenía este utensilio de mesa lo hizo quedar en un segundo plano frente a comer con las manos hasta el siglo XVIII. Años después, por parte de Teodora con el Dux de Venecia el tenedor llegó a Europa, pero tenía fama de ser muy refinado, por lo que no consiguió popularidad. Luego de unos años, luego de que Catalina de Medici se casara con Enrique II de Francia el tenedor comenzó a ganar popularidad aunque seguía viéndose como algo refinado. Dos siglos más tarde; en el siglo XVII, el instrumento eliminaba la costumbre de comer con las manos. Se normalizó en Francia y comenzaba a usarse en la península ibérica y de uso completo en Italia y llega a las Islas británicas traído por el viajero Thomas Coyat. "Muchos italianos se sirven de un pincho para no tocar los alimentos, para comer los espaguetis, la carne... No es nada refinado comer con las manos, pues aseguran que no todas las personas tienen las manos limpias". Fragmento de un Diario de Thomas de Coyat Hasta el Siglo XVIII se normalizó completamente el uso del tenedor, en la misma época en que en Alemania se inventaría el tenedor curvo que se usa actualmente, aunque las 4 puntas llegaron un siglo después. SU LEYENDA Y CUENTO ES EL SIGUIENTE: Es sorprendente ver cómo muchos de los utensilios de mesa, que utilizamos con asiduidad en nuestro día a día, fueron creados por la necesidad de ser usados. Por ejemplo, el cuchillo o la cuchara eran imprescindibles para poder cortar/matar y/o comer sopas, caldos o brebajes habiendo múltiples evidencias de su existencia hace ya la friolera de 5.000 años (e incluso más). Nuestros ancestros no precisaron el uso del tenedor ya que antiguamente era común comer (sin excepción de clases sociales ni rangos) cualquier alimento sólido con las manos o pinchando directamente con los afilados y bastos cuchillos, provocando éstos muchos accidentes y cortes involuntarios en la boca y encías. La aparición del tenedor, como utensilio de mesa, no tuvo lugar hasta finales del siglo XI en el que una delicada princesa bizantina, llamada Teodora Ana Ducaina (hija del emperador Constantino X Ducas) se negó a tocar los alimentos, que debía ingerir, con sus delicados dedos. La cándida Teodora mandó que se le fabricase algún tipo de artilugio con el que pinchar los alimentos y poder llevárselos a la boca sin tener que utilizar las manos ni el cuchillo para hacerlo. De ahí que apareciese un utensilio realizado de oro macizo (según explican algunas crónicas) y al que bautizaron con el nombre de fourchette (pincho) el cual estaba provisto de un par de púas. Cabe destacar que el invento no tuvo éxito alguno, siendo denominado como ‘instrumento del diablo’ por la arcaica sociedad bizantina. No sucedió así con la exquisita sociedad veneciana al trasladarse a vivir allí, en el año 1075, tras contraer matrimonio Teodora con Doménico Selvo, Gran Dux y máximo dirigente de la república veneciana. En sus inicios, el fourchette tan solo era utilizado por la refinada clase alta, aunque su uso era escaso ya que la falta de costumbre provocó numerosos accidentes, algo que no ayudó a popularizar el invento y que no fue hasta bien entrado el siglo XVI en el que se trasladó y difundió su utilización en la selecta corte francesa, gran pionera de muchas modas de aquella época y que ayudó a la difusión y conocimiento popular del tenedor. De ahí fue pasando de un país a otro a través de las diferentes casas reales y a su total popularización en los inicios del siglo XIX gracias a Thomas Coyat, un empedernido viajero británico que extendió el conocimiento de un gran número de costumbres europeas. Apius Claudius Caecus...

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